Cerrar los ojos y dejarte llevar.
Por cada olor.
Cerrar los ojos y sentirlo.
Sentir esa sensación.
Cerrar los ojos y recordar.
R.e.c.o.r.d.a.r.l.o.
A él. A todos.
Y querer repetir.
Sobre la arena, las huellas se borran; sobre el asfalto, desaparecen; sobre el agua, se evaporan; sobre la piel, perduran. Y eso se agradece.
Esa huella. El olor. Su olor.
[Yo no quiero domingos por la tarde...]
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