Disimulando a ver quién puede más

viernes, 25 de marzo de 2011

Y qué bonito es.

¿Cómo puede consumirme tanto? ¿Cómo esa sensación de no respirar siquiera? ¿Dormir y no soñar? ¿Cada día con menos ganas de dejar la cama?¿Y eso de no sentir que vives? Y no lo haces… no como verdaderamente quieres. Pero ese es el camino, no? O eso dicen. Quien algo quiere, algo le cuesta. Sí, pero no el vivir.

Creo que estoy aprendiendo. Sí, a vivir, o, a no sobrevivir. Cada cual tiene sus defectos, sus virtudes, características. Algunas veces son constructivas esas facciones, otras, no tanto. La gente cambia, no?
Sí, y yo soy así. Perfeccionista, ordenada, responsable, alegre, concienzuda, cabezota… y todo ello, visto desde el punto de vista de la responsabilidad, y dirigido todo a ella, quizás sea una virtud peligrosa. Cambia totalmente la perspectiva de las cosas. Todo. Lo miras diferente. ¿Y si? ¿Qué (DEBO) hacer? ¿Con qué contento A? ¿Lo mejor?

Pero… y si lo mejor es lo peor, o aquello que dijeron, escuchaste que era lo erróneo. Olvidarte de todo aquello. De lo que creías correcto, hacer lo malo y sentirte mejor. Eso es lo perfecto.  El equilibrio muchas veces está en dar un poco de inestabilidad, de “tembleque” a la situación. Un giro. Y sentir que vives. Que respiras, que corres, saltas, vuelas. Sonríes (y no te pesa). Hablas y el tiempo se para. Olvidas. Sobretodo, olvidas. Y vuelves a ti.
La duda siempre asoma, lo puedo asegurar. Y las preguntas con demasiada conciencia. Pero es algo imposible de hacer. Imposible ignorarlo. Si no lo prueban, no saben lo que es. Lo que se pierden. ¿Qué exactamente? Mmm…el olor, ese olor a azahar, el sol que quema, incluso a mediados de marzo, pero que alegra cada poro a las 5 de la tarde. Ese que señala cada rincón. Porque ninguno está escondido. No para el que quiere perderse. Y recorrerlos. Andar, correr, en bici, y dejarla volar. A ti. Mirar las aguas. Los puentes, y cada uno de sus recovecos. El césped. Las plazas. Parques. Incluso los semáforos que te sacan de quicio. El acento. El aire. ¿Más? Imposible. Por lo menos de explicar. Como cada cosa de la que enamora. 

 
Ayuda. No lo olviden. VIVIR a SOBREVIVIR.


Cómo me dijeron una vez (en referencia a los lunes universitarios), pero aplicable a los 365 días, piensen algo bonito por la mañana, y pregúntense: “¿Qué me apetece hacer hoy?” Es la mejor forma de hacerlo. Sevillarte.

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