Y besaré todas las bocas para demostrar que solo hay una...

Uno más. Y ya van unos cuantos. Sí, uno de esos días. Días en los que solo lo haces por ti. O quizás ni siquiera eso. Uno más a los pies de la cama. Un día de esos en los que se te ocurre “dejarte querer”. Uno de esos en los que tú “amas”. Sí, uno de esos.

Como odio esos días. Y en ellos, al día anterior.

           

            Yo nunca fui así. No. Esta no soy yo. Siempre quise esto. La facilidad. La capacidad de escribir cada día un título nuevo, una aventura nueva, un nombre nuevo. ¿Pero, y cuándo ni siquiera hay un nombre? Ese es el problema. Es ahí. Ahí, es cuando te das cuenta de que has tocado fondo. Cuando lo ves imposible.

            Solo quiero creer. Volver a creer. Sí, creer que es posible. Esa sensación. Esos nervios. Ese cosquilleo. Esa tormenta. Pintar con colores todos. Esa complicidad. Esas miradas. Ese juego sin reglas. Siempre creí en él. No entiendo porqué ahora no. No fue hace tanto. Y parece que se me olvidó creerlo.

No quiero ser un número. Ni que lo sean para mí. Quiero sentirlos. Verdaderos. Sí, esos son los que quiero. Esos besos.

            Solo es eso. Y mientras tanto… no quiero seguir buscándolos. No. Será más fácil si no lo hago. Esos serán. Esos, los que valgan la pena.

Sí, la vida es mejor. Mejor en compañía. De la de verdad.

            Volver a él. Creer en él. Enamorarme. Sí. Pero ahora, de verdad.